Metáfora de la Fórmula 1 para la gestión y salida de la crisis provocada por el covid19
Desde que la semana del 9 de marzo en España se empezó a anunciar que el Gobierno iba a decretar el estado de alarma para hacer frente a la expansión de coronavirus COVID-19, anunciado finalmente el 14 de marzo, pensé en algunas enseñanzas recibidas a lo largo de mi vida por genuinos líderes de empresas familiares con lo que he tenido la fortuna de convivir. Me parecía que sus aprendizajes iban a ser especialmente bienvenidos ahora para afrontar una situación tan insólita como la que provocaba esta pandemia global que nos ha cambiado la vida social y económica de forma radical.
De estas enseñanzas rescataría las dos principales. Por un lado, en estos tiempos turbulentos, más que nunca, conviene actuar desde la responsabilidad, la serenidad y el sentido común. Como bien saben en las grandes sagas familiares, hay que mirar el horizonte con perspectiva y pensar que, antes o después, tras la tempestad vuelve la calma. Las empresas familiares permanecen porque sus propietarios tienen un propósito que las conecta con la sociedad. Hoy más que nunca lo estamos comprobando. Así fue en el pasado, basta leer o escuchar historias de familias centenarias, y así seguirá siendo en el futuro. En este sentido es digno de aplauso y gratitud toda la energía desplegada por tantos y tantos empresarios familiares para ayudar a solventar tantos problemas como esta pandemia está generando en tantos ámbitos de la vida ciudadana. Ojalá este ejercicio de solidaridad, y no se olvide de eficacia, contribuya a que el conjunto de la sociedad valore la ingente contribución que aportan las familias empresarias para facilitar un desarrollo sostenible e inclusivo.
Por otro lado, y aquí me voy a detener con más detalle, esos grandes líderes nos enseñan que las crisis son siempre tiempo de oportunidad. Para ilustrar esta cuestión permítanme que apele a imágenes habituales de la Fórmula 1, un deporte tan global como esta pandemia. Los habitantes de buena parte del mundo hemos recibido el mensaje que nos obliga a parar en boxes. Llegado este punto creo que esta parada en boxes debe ser aprovechada. Muy especialmente, y en este punto me voy a enfocar, las familias empresarias.
No soy ajeno a que las medidas de apoyo público, en nuestro caso vía Gobierno de España y Unión Europea, serán trascendentales para apoyar a mantener activo la mayor parte de nuestro tejido productivo. Acciones para proveer liquidez a empresas o autónomos, aligeramiento y aplazamiento de la carga tributaria o medias específicas para sectores que van a verse más perjudicados (restauración, ocio, turismo,…) son absolutamente imprescindibles. Corresponde, con la debida discreción, a las asociaciones empresariales hacer llegar el mensaje a las diferentes administraciones. Pero, en paralelo cada empresario debe trabajar en su diagnóstico y plan de acción para el post confinamiento.
Desde el punto de vista de negocio, y una vez atendidas las urgencias ha provocado esta excepcional situación, invito a las empresas familiares a repensar asuntos de su agenda estratégica, no sólo para sobrevivir en esta grave crisis, sino para tratar de salir refortalecidos. Posiblemente en esta tesitura debemos abordar a fondo cuestiones tan relevantes como las que enumero a continuación, sin ánimo de ser exhaustivo:
- Gobernanza corporativa: ¿hemos tomado decisiones inteligentes para velar por la viabilidad en el largo plazo de nuestras compañías? ¿cómo podemos ser más competitivos en escenarios de una nueva normalidad? ¿tenemos un buen sistema de mapeo de riesgos y sus pertinentes planes de contingencia? ¿tenemos desarrollados procesos de gestión de crisis? ¿contamos con planes de sucesión de directivos clave incluido por supuesto el primer ejecutivo? ¿deberíamos revisar nuestras prioridades de inversión? ¿Hemos dibujado ya nuestra previsión para el ejercicio 2020? ¿Estamos tomando decisiones consistentes con nuestro nuevo escenario?
- Estrategia corporativa: ¿es razonable hacer pivotar nuestra estrategia en muy pocos actores clave, bien sean directivos o clientes o proveedores? ¿Podemos liderar procesos de concentración sectorial que todo apunta van a vivirse en los próximos meses? ¿Cómo adaptarnos a un entorno en el que tantas y tantas cosas van a cambiar?
- Modelo de negocio: ¿hemos provocado avances en la digitalización de nuestro modelo de negocio? ¿Tendremos oportunidades para abordar proyectos de comercio electrónico? ¿Deberíamos ser más contundentes en la automatización de nuestros procesos? ¿Convendría repensar nuestros perfiles de clientes?
- Gestión de personas: ¿contamos con una organización suficientemente flexible para acometer sacudidas que cada vez aparecen de manera más frecuente? ¿Estamos preparados para abordar algo como que el teletrabajo que vino para quedarse? ¿Hemos descubierto talento en estos momentos de dificultad a los que encomendar nuevas y más relevantes responsabilidades en el futuro cercano?
- Estrategia financiera: ¿cuál debería ser nuestra ratio de endeudamiento? ¿Cómo deberíamos tener estructurada nuestra deuda? ¿Hemos tomado medidas para asegurarnos la necesaria liquidez para abordar períodos con previsibles caídas de ventas o elevada morosidad?
- Estrategia de comunicación: ¿deberíamos evolucionar nuestra comunicación externa para dar a conocer aquellos cambios que hemos ido provocando? ¿Cómo mejorar nuestra comunicación interna para tener una organización más alineada y comprometida?
Pero si me dirijo a familias empresarias también vienen a mi cabeza algunas otras cuestiones de la agenda estratégica de la familia empresaria:
- ¿Tenemos que construir o revisar nuestra estrategia como familia empresaria? ¿Qué tipo de familia empresaria queremos ser después de este seísmo del CoVid19? ¿Impulsamos desde la familia con suficiente contundencia la necesaria competitividad de nuestros negocios? ¿Deberíamos diversificar nuestras fuentes de ingresos? ¿Cuál es nuestro propósito que nos debe conectar mejor con los desafíos de la sociedad?
- ¿Cómo promover la colaboración multigeneracional? Esta situación nos tiene que hacer ver para salir adelante vamos a necesitar todo el talento del que dispongamos en la familia. El de los veteranos, pero también el de los jóvenes.
- ¿Cómo trabajar la cohesión familiar que hoy es más necesaria que nunca y que se va a poner a prueba cuando, tal vez, tengamos que revisar la política de dividendos para liderar desde la ejemplaridad? ¿Contamos con líderes a nivel familia que puedan pilotar esta etapa de tanta previsible tensión?
- ¿Tenemos una eficiente gobernanza de la familia que permita abordar y tomar decisiones eficientes sobre los asuntos más relevantes que debemos acometer como familia empresaria?
- ¿Hemos sabido construir un patrimonio que nos pueda proteger en circunstancias tan complejas como las que estamos viviendo?
- ¿Cómo hacer avanzar de manera sostenida y estratégica esa acción filantrópica que se ha desbordado estos días?
En definitiva, aprovechemos este pit stop para poner a punto la maquinaria de nuestro Fórmula 1, ya sea el de la familia empresaria o el del negocio familiar. Y no olvidemos que de boxes se sale a una velocidad reducida por el “pit lane” hasta que se accede de nuevo a la pista en la que ya si podemos ir acelerando hasta alcanzar nuestra velocidad de crucero. Esta salida de la crisis provocada por el CoVid19 será muy particular para cada empresa. Va a verse marcada por las decisiones gubernamentales pero también por cómo seamos capaces de aprovechar esta obligada parada en boxes.
Desde el liderazgo emprendedor que acostumbra a impregnar la acción de muchas empresas familiares estoy convencido que se aplicará medicina “darwinista” en esta situación de emergencia. Nada va a ser como antes. Es una lección que debemos aprender de cada crisis. El mundo que va a venir va a ser distinto del apacible entorno con el que nos despertábamos en los primeros días del mes de marzo de 2020. Cada empresario en su sector deberá hacer una inteligente lectura de estos cambios para adaptarse con extraordinaria rapidez y así estar en mejores condiciones de consolidar el anhelo de continuidad que recibió como legado de sus mayores.
Un mensaje claro y esperanzador. Son tiempos para el liderazgo emprendedor y con propósito del que están sobradas tantas y tantas familias empresarias. Fue así, y será así, como se acabarán por vencer las dificultades por ingentes que estas sean. Las empresas familiares, sin ninguna duda, volverán a jugar un papel clave en la salida de esta excepcional tesitura que nos está tocando vivir.
Manuel Bermejo
Profesor IE Business School y Presidente en The Family Advisory Board