El teletrabajo obliga a las empresas a un profundo proceso de reorganización y cambio cultural
Conocimiento y debate. Teletrabajo ¿un nuevo paradigma? Jornada online organizada por el Instituto de Empresa Familiar
El teletrabajo obliga a las empresas a un profundo proceso de reorganización y cambio cultural y pone en valor la importancia de la negociación colectiva
El teletrabajo es un fenómeno imparable, estrechamente ligado no sólo a la pandemia, sino al proceso de digitalización de la economía y la actividad empresarial. El confinamiento ha puesto de manifiesto que es posible hacerlo y que para las empresas puede ser una magnífica oportunidad para acceder a más talento y mejorar su competitividad. Eso sí: las compañías deberán abordar un profundo proceso de reflexión y de reorganización, ya que estamos hablando de una transformación completa y esencial de las relaciones laborales. Aún queda mucho por avanzar. Y en este contexto, la normativa aprobada deja numerosos flecos sueltos, que deberán resolverse en el ámbito de la negociación colectiva.
Estas son algunas de las conclusiones de la jornada online que, bajo el título “Teletrabajo: ¿Un nuevo paradigma”, ha organizado el Instituto de la Empresa Familiar, y en la que han participado como ponentes Rosa Zarza, socia directora del Área Laboral de Garrigues, Cristina Hebrero, directora responsable de People & Change de KPMG en España, Juan Bonilla, socio del área Laboral de Cuatrecasas, y Rocío Abella. socia de Consultoría de Human Capital de Deloitte. La moderación ha corrido a cargo de José Luis Blanco, director general ejecutivo del IEF, quien ha señalado que esta mesa redonda es la primera de una serie de nuevas actividades que pone en marcha el Instituto de la Empresa Familiar, encuadradas en el foro de análisis crítico denominado “Conocimiento y Debate”, que va dirigido a los socios del IEF y de las Asociaciones Territoriales de Empresa Familiar vinculadas.
Para los cuatro expertos, quizá lo peor es que la normativa que regula el teletrabajo, recogida en el RDL 28/2020, es excesivamente intervencionista y se ha hecho sin el necesario debate previo.
A la cola de Europa en teletrabajo
España, según Rosa Zarza, era uno de los países europeos con menos teletrabajo. Antes de la pandemia, tan sólo el 5% de los trabajadores utilizaban esta modalidad, mientras que en otros países de nuestro entorno este porcentaje superaba el 30%. Ahora, en España hay más de tres millones de personas que teletrabajan.
Juan Bonilla, por su parte, ha recordado que para aquellas personas que teletrabajan por debajo del 30 por ciento de su jornada no se aplica la normativa recientemente aprobada, lo que significa día y medio a la semana. Esto hace que las empresas tengan que analizar detenidamente si les conviene o no superar ese umbral, que implica asumir todo lo aquello a lo que la ley obliga, incluida la negociación con los sindicatos de muchos aspectos esenciales, como la remuneración, los costes, la duración de la jornada, el registro horario, etc.
La compensación por los gastos que genera en el trabajador esta nueva modalidad es otro punto de discusión. En Francia, por ejemplo, la legislación, como ha recordado Rosa Zarza, prevé una compensación de 50 euros mensuales para el trabajador. En Holanda es de 2 euros diarios.
Reinventarse
Sin embargo, Zarza también se ha cuestionado si conceptos como transporte o cheques restaurante no dejan de tener sentido al trabajar desde casa y, por lo tanto, deberían no abonarse.
Para Cristina Hebrero, la experiencia del Covid-19 nos ha permitido cuestionarnos si el modelo de trabajo que teníamos en nuestras empresas era el adecuado, y ver que hay otros planteamientos más flexibles que nos permiten acceder a más talento y ser más competitivos. En su opinión, las empresas han de reinventarse en torno a tres ejes: flexibilidad, competitividad y talento.
El teletrabajo ha sido, también según Hebrero, un descubrimiento feliz, aunque no todo el mundo estaba preparado culturalmente, lo que ha dado lugar a malas experiencias en muchos casos, con sobrecargas no deseables de trabajo.
Para Rocío Abella, la flexibilidad asociada al teletrabajo ha i8do, en muchos casos, en detrimento del trabajador, con jornadas interminables y correos electrónicos para contestar a cualquier hora. En su opinión, la empresa deberá asumir una reorganización a fondo para que la flexibilidad sea positiva para ambas partes.
El Real Decreto, según ha recordado Rosa Zarza, habla del derecho a un horario flexible y a un registro horario adecuado, pero sin especificar más. De hecho, hay 21 cuestiones concretas en las que la norma remite a la negociación colectiva, lo que incide en su opinión de que el diálogo con los sindicatos va a ser fundamental.
No cometer los mismos errores
Rocío Abella ha puesto el énfasis en la idea de que el teletrabajo ha de ser una herramienta al servicio de los fines de la compañía, de manera que se ha de utilizar después de un análisis pormenorizado. No podemos cometer los mismos errores que se cometieron en su día cuando las empresas empezaron a entrar en el ecommerce, replicando lo mismo que hacían en el ámbito presencial. No podemos pensar que hay que hacer lo mismo que se hacía en la oficina. Algunas funciones dejarán de ser importantes, lo que obligará a analizar y definir tanto los aspectos organizativos como a las propias personas, ya que no todas tienen habilidades para el teletrabajo.
El teletrabajo tiene también otros efectos no específicamente laborales u organizativos. También puede suponer un claro ahorro energético y de emisiones por el descenso de los desplazamientos y, como ha recordado Cristina Hebrero, abre la posibilidad de revitalizar zonas de España ahora poco pobladas.