Ránking de Competitividad Mundial IMD 2021
España debe profundizar en la sostenibilidad y orientar la inversión a sectores de alto valor añadido, para recuperar la competitividad perdida debido a la pandemia .
Arturo Bris, director del Centro de Competitividad Mundial IMD, asegura que nuestro país carece de una estrategia económica clara debido a la ausencia de consensos políticos y sociales
La pandemia ha tenido un impacto muy fuerte sobre las economías mundiales y ha hecho que la competitividad y el acierto en determinadas políticas gubernamentales sean más importantes que nunca. En este escenario, la sostenibilidad y la transformación tecnológica se convierten en dos fuerzas clave para el éxito de la recuperación. Nuestro país debe “resetear” su economía y las empresas han de mejorar su productividad y reorientar la inversión hacia sectores de alto valor añadido. Este movimiento debe estar acompañado, a su vez, de las transformaciones necesarias para que las ayudas europeas se aprovechen bien y no terminen yéndose por un pozo sin fondo. Estas son algunas de las conclusiones del Ránking de Competitividad Mundial de IMD, que ha sido presentado en una sesión virtual a los socios del Instituto de la Empresa Familiar por Arturo Bris, director del Centro de Competitividad Mundial IMD. La moderación de la jornada ha corrido a cargo de José Luis Blanco, director general ejecutivo del IEF.
El informe de este año marca una serie de tendencias clave, detalladas por Bris. En primer lugar, el director del IMD ha destacado que el éxito de 2021 depende de la capacidad de los países para tomar prestado del pasado o del futuro. Es decir: ha habido países, como Suiza, con una gran estabilidad fiscal y poca deuda que, han utilizado esas fortalezas para abordar la crisis del Covid, mientras que otros, como es el caso de España, por su alto nivel de déficit y endeudamiento, y debido también a la ausencia de consensos políticos, recurren a la deuda y penalizan a las generaciones futuras.
También ha señalado que la velocidad, el liderazgo y la capacidad de comunicación son tres capacidades ganadoras distintas e interrelacionadas. Los confinamientos, por su parte, sólo han funcionado bien en países no democráticos, mientras que los países que han tenido más éxito han sido los que han cerrado las fronteras exteriores pero han mantenido la movilidad interna.
Otra clave se encuentra en la sostenibilidad y la tecnología, que se constituyen como fuerzas esenciales para el éxito de la recuperación. También ha apuntado Bris la cuestión de la factura fiscal de la crisis. ¿Quién la va a pagar y con qué tipo de impuestos? El debate internacional va a ser intenso, aunque, en su opinión, tras las manifestaciones realizadas por el G7 parece que se hará a través del impuesto de sociedades, algo que para Bris puede resultar más justo, pero también más perjudicial para la competitividad.
Muchos gobiernos, según Bris, no entienden que la cohesión social favorece la competitividad y que ésta a su vez genera prosperidad.
Ese es también uno de los problemas de España: la falta de consensos sociales y políticos. Todos los partidos, según Bris, deberían tener una lista clara de asuntos en los que ponerse de acuerdo, y la educación es uno de ellos. Sin embargo, carecemos de los mecanismos necesarios para ello. Nuestro país no tiene una estrategia económica clara precisamente debido a esta falta de acuerdos políticos y sociales.
Bris también ha sido muy crítico con el sector público español, en su opinión sobredimensionado, carente de eficiencia, y, sin embargo, tremendamente intervencionista y capaz de influir de una manera u otra en el mundo empresarial. Bris comparó al sector privado -innovador y dinámico- con un ciclista de máximo nivel -como Miguel Induráin- que sin embargo se ve obligado a montar una bicicleta pesada y muy poco competitiva, que sería el sector público.
Respecto a nuestro sistema sanitario, Arturo Bris ha señalado que es cierto que es universal y gratuito, pero que eso no lo hace excelente. La pandemia ha puesto de manifiesto que, en su opinión, nos hemos estado engañando con la falacia de que teníamos el mejor sistema sanitario del mundo, y eso ha resultado no ser verdad. Su recomendación en este sentido, es ser críticos y no volver a dormirnos en los laureles.
España en el Ránking IMD
España ha descendido tres posiciones en la última edición del Ránking de Competitividad Mundial que elabora el Institute for Management Development (IMD), pasando a ocupar el puesto 39 de 64 países analizados. El descenso de España se atribuye principalmente a la falta de recursos para hacer frente a la pandemia de coronavirus, al desarrollo de políticas erróneas en el apoyo a los sectores más afectados por la crisis y a cuestiones estructurales como el impulso de la digitalización y la investigación, o la mejora de la calidad del empleo y del paro juvenil. España no ocupaba una posición tan baja en el ránking desde el año 2014.
La pérdida de competitividad española contrasta con la evolución positiva de la gran mayoría de economías de Europa Occidental, que mejoran su posición respecto a la última edición del informe: Alemania (15º, +2), Reino Unido (18º, +1), Bélgica (24º, +1), Francia (29º, +3), Portugal (36º, +1), Italia (41º, +3) o Grecia (46º, +3). La progresiva mejora de estas economías permite a Europa Occidental reducir progresivamente su brecha con respecto a otras regiones.
El Ránking de Competitividad Mundial del IMD, que este año alcanza su 33 edición, valora la prosperidad y la competitividad de 64 economías de diversas regiones del mundo. La valoración se basa en cuatro grandes ámbitos –rendimiento económico, eficiencia gubernamental, eficiencia empresarial e infraestructura–, que se analizan a partir de datos cuantitativos y también desde una visión cualitativa.
Falta de preparación
Tras mantenerse durante tres años consecutivos en el puesto 36, España cae tres puestos hasta el 39. Este descenso puede deberse, según los expertos, al hecho de no disponer de una buena preparación para hacer frente a la pandemia desde el punto de vista económico y a políticas erróneas en el apoyo a sectores económicos importantes, como el turismo.
Esta edición del Ránking recoge el notable empeoramiento de España en dos de los grandes indicadores analizados: el rendimiento económico (de la posición 31 a la 42) y la eficiencia gubernamental (de la 44 a la 49).
El descenso de 11 posiciones en el rendimiento económico responde a la posición rezagada que ocupa España en aspectos como el desempleo juvenil (62º), el crecimiento real del PIB per cápita (62º) o la resiliencia de la economía (56º).
La caída en eficiencia gubernamental refleja una percepción muy negativa con respecto al sector público, especialmente en lo relativo a finanzas públicas, legislación sobre desempleo, creación de empresas y adaptabilidad de las políticas gubernamentales.
Por otro lado, España mejora tres posiciones en eficiencia empresarial (pasando del 42 al 39), con mejoras en aspectos como activos del sector bancario (del 20 al 17) o productividad laboral (del 22 al 19). Además, mantiene el puesto 25 en el acceso a los servicios financieros.
En el punto de infraestructura, España mantiene el puesto 26 que ocupa desde el año 2019, destacando los subindicadores relativos a la esperanza de vida al nacer (4º), la enseñanza secundaria (9º), el índice de educación universitaria (10º), el índice de cobertura sanitaria universal (13º), la calidad de vida (14º), la velocidad del ancho de banda de Internet (16º) y los acuerdos medioambientales (17º).
Según los expertos del IMD, los principales desafíos que tiene que solucionar la economía española están relacionados con preservar y fortalecer el sector empresarial; mejorar el clima empresarial para reactivar la inversión; impulsar la digitalización y la investigación científica, y mejorar la empleabilidad de los trabajadores, repensado políticas de empleo en el marco del diálogo social.
En este sentido, los retos de futuro deben dirigirse a hacer un buen uso de las ayudas europeas y enfocarlas a la creación de puestos de trabajo; especialmente, en los sectores de la sostenibilidad, la tecnología y sus industrias relacionadas.
En lo relativo a la eficiencia empresarial y a pesar de los avances conseguidos, los resultados del informe recogen la necesidad de mejorar en la transformación digital y en el uso del Big Data por parte de las empresas. Asimismo, señalan la necesidad de aplicar reformas económicas y sociales, desarrollar la capacidad para atraer y retener talento, aplicar una legislación científica y mejorar en habilidades lingüísticas
Ránking 2021 – Resultados y variaciones con respecto a 2020
El Ránking de Competitividad Mundial del IMD ha analizado un total de 64 economías, una más que en la edición anterior tras la inclusión de Bostwana (61º). Un total de 31 economías escalan posiciones, 26 descienden y seis permanecen en el mismo puesto.
Se observa que las economías más competitivas destacan por su inversión en innovación, actividades económicas diversificadas y políticas públicas de apoyo, según los expertos del Centro de Competitividad Mundial del IMD.
Así, Suiza encabeza el ránking por primera vez (pasando de la 3ª a la 1ª posición), destacando en inversión internacional, empleo y, especialmente, en aspectos relacionados con educación, finanzas públicas y marco institucional. Por su parte, Suecia (2º puesto, cuatro por encima que en la edición anterior) destaca por un buen desempeño económico; concretamente, en economía nacional y empleo. Completan los cinco primeros puestos Dinamarca (3°), Países Bajos (4°) y Singapur (5º), que en las dos últimas ediciones ha ocupado el primer lugar. La caída de Singapur responde a la pérdida de empleos, la falta de productividad y el impacto económico de la pandemia.
En los 15 primeros puestos aparecen economías con buena tecnología e infraestructuras tecnológicas, capacidad de transformar negocios, adaptación a las nuevas circunstancias derivadas de la pandemia, trabajo desde casa, etc. Al igual que el pasado año, destaca también la mejora generalizada de las pequeñas economías, que ganan terreno gracias, en buena parte, a su facilidad para implementar políticas en tiempos difíciles.
Resultados por regiones
A nivel regional, Asia Oriental y Central y Europa Occidental y Oriental han ascendido en la clasificación general, mientras que América del Norte y del Sur, Asia Occidental y África han empeorado.
La región de América del Norte (EE. UU, Canadá y México) se mantiene en una senda descendente en 2021. Desde 2016, los niveles de competitividad de los países de esta subregión han caído de una posición promedio de 21 a la 26 de este año.
El Sur de Asia y el Pacífico han experimentado una ligera caída entre 2020 y 2021, pasando de la posición 28 a la 29. En Asia Occidental y África, la disminución de la competitividad provoca una caída de la posición 34 a la 38.
Las economías de Asia Central, a su vez, experimentan un repunte en la competitividad general alcanzando una posición promedio de 46º.
América del Sur experimenta un retroceso en las mejoras de competitividad logradas entre 2019 y 2020. En promedio y durante el último año, el conjunto de países de esta subregión ha perdido tres lugares, pasando del 54 al 57.
Asia Occidental y África muestran ligeros descensos este año y solo un país (Jordania, 49º) ha registrado una leve mejora.
Enlaces de interés
Sobre el IMD
El Institute for Management Development (IMD) es una escuela de negocios independiente fundada hace casi 75 años por líderes empresariales para líderes empresariales. Desde su creación, ha sido pionera en el desarrollo de líderes que transforman las organizaciones y contribuyen a la sociedad. Con sede en Lausana (Suiza) y Singapur.
El IMD se ha clasificado en el Top3 del Ránking Global de Educación Ejecutiva del Financial Times durante los últimos nueve años y entre los cinco primeros durante 17 años consecutivos, destacando los programas de MBA y EMBA entre los mejores de Europa y el mundo.
Arturo Bris
Arturo Bris es profesor de Finanzas en IMD. Desde enero de 2014 también dirige el Centro de Competitividad Mundial IMD de renombre mundial. En IMD ha dirigió el programa de Gestión Estratégica Avanzada entre 2009 y 2014. Ha dirigido programas para altos ejecutivos en diferentes sectores y países. Antes de ingresar en IMD fue profesor asociado de Finanzas Corporativas en la Escuela de Administración de Yale (EE.UU.). Investigador asociado del Instituto Europeo de Gobierno Corporativo y miembro del Instituto Internacional de Gobierno Corporativo de Yale, ha trabajado extensamente en temas de Gobierno Corporativo, Regulación Financiera y Valoración Internacional.