Guía práctica para el buen gobierno de las empresas familiares
El año 2005 el IEF publicó la primera Guía de Buen Gobierno en la empresa familiar en colaboración con el IESE y la Fundación de Estudios Financieros. Han pasado más de seis años desde que se iniciaron los trabajos que tuvieron como fruto aquel documento que, como éste, tiene entre sus principales objetivos ofrecer a las empresas familiares un instrumento práctico, que les ayude a responder a algunos de los retos que les son inherentes.
En el tiempo transcurrido los principios que rigen el control estratégico y la dirección de las empresas –es decir, las bases del gobierno corporativo- no han sufrido prácticamente modificación. Tampoco han variado los pilares del buen gobierno familiar. Sin embargo, los procesos a través de los cuales las compañías y las familias propietarias están desarrollando estas actividades sí han evolucionado. No podía ser de otra manera. Todos estos procesos -muchos de los cuales siguen siendo poco conocidos- al ser determinantes para su competitividad, están sometidos a las mismas dinámicas de cambio que el resto de elementos sobre los que se asienta la actividad de las empresas. Aquellas que no disponen de ellos o que no los actualizan periódicamente se quedan atrás.
A ello hay que añadir la sensación de que la crisis económica que comenzó en 2008 y ha afectado al conjunto de la economía mundial seguramente habría sido menos acusada si determinadas empresas hubiesen prestado más atención a la práctica eficiente del buen gobierno corporativo –que nada tiene que ver con la que se limita al cumplimiento de ciertos requisitos burocráticos-. De hecho, algunas de las empresas que más han trabajado en este ámbito están entre las que mejor están aprovechando las oportunidades que brinda la coyuntura actual. En contraposición, la crisis ha puesto n a la vida de algunas de las entidades que no respetaron los principios del buen gobierno.
El tiempo transcurrido y la crisis eran dos buenos argumentos por los que se debía actualizar la Guía. Otra de las razones ha sido el propio día a día del Instituto. Durante los últimos años esta organización ha seguido manteniendo un estrecho contacto con cientos de empresas familiares –que son la base de su conocimiento y sus propuestas-, lo que le ha permitido comprender con más detalle la forma en que están desarrollando su gobierno corporativo y familiar. Hemos querido aprovechar este valioso activo para dotar a la Guía de Buen Gobierno de una naturaleza aún más práctica, algo que no era fácil, pero muy necesario.
Este carácter práctico y muchos de los conocimientos que se exponen en el texto no habrían sido posible sin las horas de trabajo que también han compartido con el Instituto muchas entidades colaboradoras, como IESE, Fundación de Estudios Financieros, Banco Urquijo, Banesto, Citi, Deloitte, Garrigues Abogados, PricewaterhouseCoopers, Spencer Stuart o Unilco. Además de los objetivos ya expuestos, este trabajo quiere ser una demostración de agradecimiento a todas estas entidades por su compromiso con la empresa familiar y con todas las empresas que integran el Instituto y la Red de Asociaciones Territoriales de la Empresa Familiar.