Qué es una empresa familiar
La empresa familiar es tan antigua como el propio concepto de empresa. De hecho, las empresas más antiguas del mundo, que son japonesas, como la constructora Kongō Gumi, fundada en el año 578, o las posadas Nishiyama Onsen Keiunkan (año 705), Koman (año 717) y Hōshi Ryokan (año 718), tuvieron un origen familiar, y los alojamientos lo siguen siendo.
No fue hasta este siglo, sin embargo, cuando se llegó a un consenso dentro de las instituciones europeas para la armonización de una descripción oficial que permitiera estudiar su relevancia económica y social. Sí que habían existido algunas aproximaciones dentro de los ámbitos fiscales de los países miembros, siendo España uno de los precursores, pero no se había acordado una definición común.
En 2006 la Comisión Europea aprobó una comunicación para avanzar en la mejora del marco legal de la transmisión de empresas familiares, cuestión que venía preocupando ya a las instituciones europeas desde la década de los 90, y en 2007 se formó un grupo de trabajo orientado a discutir los problemas de este tipo de empresas en el Mercado Único. La Comisión reconocía, así, la necesidad de avanzar en la identificación de las empresas familiares como entidades con características y peculiaridades propias.
Las conclusiones del grupo de trabajo se recogieron en un informe final denominado Final report of the experts Group overview of family business relevant issues (2009), en el que se esbozaba una primera definición de empresa familiar que, con el tiempo, fue asumida por las instituciones europeas y recogida en su página web. Todo este proceso cristalizó en la Resolución del Parlamento Europeo, de 8 de septiembre de 2015, sobre las empresas familiares en Europa, en la que se destacaba la importancia de las empresas familiares en las economías comunitarias, se reconocían sus valores y características articulares, independientemente de su tamaño, y se ponían el énfasis en la resolución de sus desafíos para el futuro.
Gracias a este camino, contamos hoy en día con una definición comúnmente aceptada en el ámbito europeo. Se entiende, por tanto, por empresa familiar aquella en la que:
- La mayoría de las acciones con derecho a voto, directo o indirecto, son propiedad de la familia que fundó la compañía y
- al menos un representante de la familia o pariente participa en la gestión o gobierno de la compañía.
En el caso de las compañías cotizadas, por sus especiales circunstancias, se las considera empresa familiar si la persona que fundó o adquirió la compañía (su capital social), o sus familiares o descendientes poseen el 25% de los derechos de voto a los que da derecho el capital social.
Esteban Sastre
Director del departamento de Economía y Empresa del IEF